No Country For Old Men AKA El Oscar regalado

Vaya por delante que soy consciente de que esta entrada va a levantar ampollas entre los lectores de este blog, pero tal y como le comenté a Totoro, es un comentario que no puedo callarme.

Todos vimos el momento en el que Javier Bardem recogía el Oscar a Mejor Actor Secundario por el film de los hermanos Coen "No es país para viejos". Recogía semejante galardón (que no Gallardón) porque los Académicos del cine de Hollywood han considerado que lo merece.

Pues los Académicos debían ir de cannabis hasta las cejas, o han visto otra película. No digo que "No Country for Old Men" sea mala, porque no lo es; la película no es una obra maestra pero está bien, es entretenida, interesante y tiene un buen guión aunque yo me quedé con ganas de algo más.
Lo que digo, y bien alto, es que en mi opinión Bardem no merece el Oscar. Al menos no por esa película. Y no digo que sea su culpa, personalmente creo que él ha hecho su trabajo lo mejor que ha sabido y probablemente otro no lo hubiese hecho igual.
El fallo está en el personaje. Ese personaje no merece un Oscar, es insulso, plano, carente de toda profundidad (y las dos veces que intentan dársela el asunto resulta incluso absurdo y ridículo -ver escenas de la gasolinera y de la charla en casa de la mujer al final-). Nuestro Javier sólo pone un gesto en toda la película, tiene un corte de pelo que debería servir para llevar a los peluqueros a la silla eléctrica sin esponja (ver "La Milla Verde"), dice apenas 10 o 15 frases, y la mitad de ellas absurdas por no encajar con todo lo demás. En definitiva, probablemente el trabajo de Bardem haya sido bueno, pero el personaje es de lo más sobrevalorado que estos ojos han visto últimamente. Si no lo decía, reventaba.