Mostrando entradas con la etiqueta British Patógeno. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta British Patógeno. Mostrar todas las entradas

lunes, 15 de noviembre de 2010

British Patógeno 7: Beyond the Sea



Queridos amigos/as, lectores/as habituales o turistas accidentales de este nuestro sitio web,

Nuevamente me dispongo a escribir un episodio de esta sección especial sobre la vida y el transcurrir del tiempo en esta peculiar ciudad británica en la que resido actualmente. Y digo bien, actualmente, porque las últimas noticias, recibidas el viernes, indican que se acerca una nueva Migración, similar a la que anuncié en su momento, hace ahora un año y 4 meses aproximadamente, pero en el sentido opuesto.

Por lo que parece que esta sección, así como esta etapa de mi vida, se acerca a su final. Cuando la empecé en Julio de 2009, en medio del calor abrasador de Madrid y con muchos nervios y mucha incertidumbre, no tenía ni idea de cuánto duraría, y mis estimaciones se debatían, según los días, entre volver al cabo de una semana y permanecer aquí varios años. Y finalmente parece que no va a ser ni una cosa ni la otra, sino un punto medio, como casi todo en la vida.

En este año y 4 meses he vivido muchas cosas, he tenido momentos muy buenos y también otros no tan buenos (afortunadamente, no calificaría ninguno de "muy malo" por lo que podemos decir que la experiencia en general ha sido positiva). He conocido personas, situaciones, lugares. He viajado, he tomado decenas de aviones, he perdido otros. He vivido situaciones como no poder abandonar un país a causa de la nieve. He visto, cual taquillero de una estación, personas llegar e irse de nuevo persiguiendo sus vidas. Me he sentido extranjero aquí y allá, y también parte de una tierra que no era la mía. Y a partir de ahora eso ha cambiado para siempre, puesto que una pequeña parte de mí seguirá perteneciendo a este lugar que ha sido mi casa durante los últimos 16 meses.

Pero es la hora del retorno. Porque, como dice el tango, el viajero que huye tarde o temprano detiene su andar. Vuelvo a mi origen, al lugar en el cual dejé muchas cosas, algunas tan importantes como vosotros. Volveré a volar con mi maleta azul, preguntándome de nuevo qué me espera más allá del mar.


jueves, 23 de septiembre de 2010

British Patogeno 6: Desde el Aeropuerto

Buenas noches desde Londres, queridos conjugones, lectores de este blog, gentecilla variada en general. En este momento yo tenia que estar a unos 10 kilometros de altura sobre el suelo volando hacia Madrid, sin embargo un tremendo atasco en la M25 a causa de un accidente y sucesivas retenciones a causa de las fases lunares, las mareas o el vuelo de la oca comun me han hecho perder mi vuelo. Os escribo desde un cibercafe del aeropuerto de Heathrow donde he conseguido utilizar mis puntos Iberia para coger otro billete (yo he dicho que voy a Madrid y voy a Madrid por mis h...) con el que saldre, si los controladores aereos franceses no lo impiden, manana a las 7:25 de la manana con rumbo a la ciudad donde Chavela Vargas se habia dejado el corazon segun Joaquin Sabina.

Escribo este British Patogeno "de emergencia" para contaros la peripecia, y para cargar las tintas y desahogarme un poco con British Airways, que habiendose retrasado el vuelo y por tanto habiendo llegado yo a tiempo al aeropuerto no me han dejado facturar en el mismo porque no, porque son ingleses y la hora de cierre es la hora de cierre y ya se puede retrasar la salida del puto avion dos horas que si cierran la facturacion a las 18:50 la cierran a las 18:50 aunque venga la mismisima Reina Isabel pidiendo subirse al avion porque quiere tomarse un Vermouth de grifo en La Latina.

No contentos con ello, como he perdido el billete de ida me cancelan la vuelta aunque ya la haya pagado...vale, entiendo que no me dejen cambiar el de ida porque es una tarifa baja y ya sabemos que no admiten cambios, pero si la vuelta la he pagado la he pagado, cabrones, dejadme subir al puto aparato que para eso tengo billete. Pues no.

Asi que al final Iberia me ha resuelto la papeleta por segunda vez consecutiva. Se habla mucho de ellos en la tele cada vez que se retrasan pero por mi experiencia propia tengo que romper una lanza a su favor. Me voy que voy a cenar algo y luego a dormir en el Travelodge que hay al lado del aeropuerto.

Manana nos vemos jugones!!!.

domingo, 2 de mayo de 2010

British Patógeno 5: Estudio de las órbitas elípticas de gran excentricidad


Mientras las horas, las nubes y los pájaros del Furzton Lake pasan, a menudo me pongo a pensar en cómo han cambiado las cosas últimamente. Defino "últimamente" como el período que va desde que salí de nuestra querida Facultad de Biología hasta ahora. Todo eso, pasando por el año que estuve trabajando en la misma empresa en la que sigue JugónTrucks (haciendo, entre otras cosas, Status Reports), mi retorno a Madrid (cosa que llevaba muuuucho tiempo deseando, como todos sabíais) y por último el traslado a UK que de momento sigue sin tener fecha de fin. Esto también sabíais que lo quería, seguro que durante nuestros largos años por las clases, laboratorios y pasillos de la Facultad os dije en más de una ocasión que me gustaría vivir una temporada en el extranjero. Lo que no sabía es que dicho deseo se acabaría haciendo realidad; sinceramente, nunca entró en mis previsiones de lo que yo consideraba probable. También hay que decir que mis previsiones a veces se estrellan contra la realidad aparatosamente.



Ya sé que siempre hablo de esto, de cómo han cambiado las cosas (miraos también a vosotros mismos y recorred mentalmente el mismo período que estoy recorriendo yo ahora, ¿no os parecen muchos cambios en poco tiempo?. Cuando estábamos en la Universidad, ¿no os parecía como si esto no fuese a llegar nunca?), pero lo que sucede es que es un tema recurrente porque en casi 9 meses que llevo aquí todavía no ha dejado de asombrarme, aún me levanto muchos días por la mañana y pienso "pero si estoy en Inglaterra, ¿cómo he pasado de levantarme para coger el bus y empezar el interminable camino desde la casa de mis padres hasta la Ciudad Universitaria a esto?". La diferencia es que al principio, las primeras semanas o quizá el primer mes y algo, esa idea me agobiaba, se me clavaba en el pensamiento con la facilidad que tiene un alfiler para atravesar un tejido, y ahora ya no. Siguen siendo días extraños estos, pero ya me he habituado a esa sensación.

Así que, resumiendo, esta ha sido mi (nuestra) vida los últimos años: la Universidad, la vuelta a Madrid, el trabajo, el fin de la carrera, y el traslado a La Isla, con muchas otras cosas en medio.



¿Sabes?. La primera vez que te ví no imaginaba nada de esto. Claro, tu dirás, normal, nadie puede saber lo que va a pasar de antemano, y lo cierto es que tienes razón. Pero lo que quiero decir es que no sólo no lo sabía sino que tampoco me era previsible. Ahí estabas, con todo lo que eso significó, pero siempre pensé que el advenimiento del fin llegaría con la segunda vez que pisara el cielo de la ciudad. Porque, total, era tan difícil, tu planeta y el mío tan distantes en la galaxia. Vale que tengo una nave de largo radio, pero tampoco ocurrió nada que claramente nos moviera a atravesar los años luz y los días. Así que metí las coordenadas de lo que yo pensaba que era simplemente el espacio infinito y vacío.

Pero no. Tardé en darme cuenta, de hecho sólo lo vi claro cuando al cabo del tiempo volví a ver ese puntito brillante en el cristal, de color azul burbuja (ya sabes, esas burbujas impermeables al dolor y con dos plazas). Y cuando lo ví lo supe inmediatamente: tu planeta otra vez. ¿Cómo era posible?. ¡Pero si yo me dirigía hacia la nada!. Y es que claro, estábamos siguiendo una órbita elíptica.



La verdad que es una órbita muy excéntrica (muy alargada, los polos muy alejados del planeta), porque tardar un año y pico en recorrerla es bastante tiempo. Pero el caso es que volvimos a volar en formación por el espacio alrededor del planeta azul. Y ahí fue el advenimiento de la Segunda Sincronización y el reinicio general del Universo que se produce cada vez que nos encontramos. Ya lo sabes, aportamos equilibrio, siempre te lo he dicho. (Mira: el volcán ha dejado de emitir lava, los terremotos han parado, la primavera domina los cielos y las horas).

Total que después de eso, nuevamente el espacio infinito, yo dí la vuelta, volví a poner las mismas coordenadas ("a ver qué pasa") y además me alejé, vaya si me he alejado, ¿eh?, me he ido a tomar por culo sideral. Yo pensaba que ya no me veías. Y de repente un pitido de aviso, "Incoming Shuttle", ¿quién será?, y ahí estás tu con tu navecita, que yo no lo sabía pero te estabas haciendo la órbita entera (lo mismo tú...no lo sabías tampoco). Y a volar en formación, cerca, motor con motor, creo que los reflejos verdes que veo por el cristal son tus ojos brillando con la luz del planeta. Equilibrio.

La verdad, no creo que estemos recorriéndonos estas órbitas para nada. Y, por eso, esta vez en vez de dirigirme al espacio voy a poner otro destino. Tú te has ido, te has dado la vuelta y te has alejado, pero aún te veo por el cristal. Así que sé cuál es el camino, ya tengo el mapita con la órbita y puedo volver a hacerla e incluso recalcularla, a ver si esta vez tardo menos.




Y eso que ya sabes que yo vine sin mapas, nadie me dijo cómo orientarme, nadie me dio un manual de instrucciones ni me explicaron hacia dónde ir. Así que todo cuanto hago: volar, aproximar, aterrizar, despegar, lo he aprendido a hacer solo y lo hago a mi manera. Si quieres, te puedes subir a la nave. Te subes y yo te llevo, esa es la idea, es simple, ¿eh?. O viceversa, lo mismo me da. Y volaremos, volaremos por el espacio, que podrá ser infinito y negro, pero sin duda estará salpicado de estrellas.

La "banda sonora" de este British Patógeno es esta:




Pero por razones históricas es inevitable poner también esta:


sábado, 5 de diciembre de 2009

British Patógeno: Travel Notice

May I have your attention please:

NOTA OFICIAL: La redacción entera de Patógenos a la Deriva se trasladará el próximo fin de semana a tierras británicas con motivo de la visita a nuestro querido Tipejo.

El vuelo hacia Lutón saldrá desde Barajas a las 16:20 del viernes 11 de Diciembre. La vuelta se realizará el domingo 13 de Diciembre sobre las 5 de la tarde.

Tras mucho sufrimiento en la reserva del alojamiento anunciamos que pasaremos la primera noche en Milton Keynes, en el hotel Milton Keynes Sw(Furzton Lake), cerca de Ian y nuestra ya querida Sophie Evans. El sábado nos trasladaremos a la ciudad de Londres para patear sus calles y celebrar la cena de tercer aniversario. Nos hospedaremos en la bonita zona de los Docklands, en el hotel Ibis London Docklands.

Durante este fin de semana el blog permanecerá cerrado pero volveremos con más noticias e imagenes y anécdotas de nuestra incursión británica

martes, 1 de diciembre de 2009

British Patógeno 4: La Navidad, el chico de la 114 y las lunas de Júpiter





Esta mañana me he levantado acordándome de una canción de Serrat titulada "Romance de Curro el Palmo" porque uno de sus versos dice "y un manojillo de escarcha", y no es que me haya acordado de eso porque sea imposible de traducir al inglés (que lo es), sino porque esta mañana todo el suelo, las hojas de las plantas que no las han perdido ya, y los techos de los coches (sobre todo de un Ford de color azul oscuro que hay aparcado cerca de la puerta de mi casa los días soleados, con nubes o sin ellas) estaban cubiertos de hielo. La temperatura era como de unos -0.5º por lo que he visto en el termómetro del taxi Volvo que nos ha llevado a la oficina, un día más.



Y este frío acompaña al clima navideño que ya hay por aquí, bastante avanzado. En mi trabajo ya hay un árbol de Navidad a la entrada, los villancicos ya suenan en los supermercados y por todas partes hay anuncios de ofertas navideñas de todo tipo. Los restaurantes hace ya semanas que anunciaron la apertura del plazo para reservar mesa para comidas y cenas de Navidad, e incluso publicaron los menús disponibles para tales fechas. Así que si pensábais que en nuestra querida España las navidades empezaban pronto, podéis "alu-cinah pep-inn-niio" con lo que se hace aquí. La oscuridad, el frío que va aumentando cada vez más, las Navidades y el hecho de que aquí estemos un grupo de españoles en otro país me hace imaginarme esto como una película en la que un grupo de gente se encuentra aislada en algún remoto lugar con un clima gélido y tempestuoso, un lugar pequeño, tranquilo, en el que parece que no pasa nada pero que si miras de cerca ves que ocurren cosas interesantes, y que es como un microuniverso en el cual se desarrolla la vida. Sería una mezcla entre la reciente Moon, Doctor en Alaska, Twin Peaks (no podía faltar en cualquier mezcla cinematográfica mía, es como decir que no puede faltar la harina para hacer cualquier tipo de bizcocho) y un episodio de 1996 de Más Allá del Límite titulado "El Refugio". Y también tendría algo parecido a otra experiencia que yo viví, mi estancia en aquel pueblecito del estado de Nueva York (que motivó la apertura de otra de las secciones especiales de este blog, American Patógeno).

Que nadie piense que esta visión que tengo de este lugar y estas circunstancias es negativa. Más bien todo lo contrario, me gusta imaginarme ese clima que acabo de describir, que de algún modo parece hacerse realidad cuando pienso en todo esto con perspectiva y miro a la gente a mi alrededor.
Es como estar orbitando alrededor de una luna de Júpiter, llevando a cabo alguna misión, como los tripulantes de 2001.


El sábado abandoné una vivienda de Madrid sin dejar ninguna estela, sin que nada de mi persona quedara en aquella casa y por tanto sin que nada vaya a obligarme a regresar a ella en un futuro. No la siento más mía que la habitación 114 del NH San Sebastián de los Reyes, nada representan para mí las personas que la habitaban ni la habitarán, al igual que yo no represento nada para la recepcionista del NH que me dio la bienvenida, para quien seguramente sólo fui "el chico de la 114".

Creo que esta forma absoluta de despegar de un lugar no ha sido solamente consecuencia del mal ambiente y los problemas que ha habido y que ya todos conocéis, sino que algo hay de nomadismo, de avión, de hotel y aeropuerto, de pasaportes, taxis, “¿de dónde eres?”,” ¿cuánto durará su estancia?” y “hola, yo soy el nuevo”. Algo hay de cambio, de Norte, de frío y viento, de ojos azules, de rareza y familiaridad, de descubrimiento, de la febril y dulce obsesión de ser el que se va y no el que se queda.

Un día la lluvia será nieve, caerá y teñirá de blanco la tierra y el agua, las palabras y las miradas, y será Navidad en los corazones. Alguien cogerá un avión y volará hacia el Oeste sólo para perseguir el atardecer. Un chico y una chica se regalarán el uno al otro una foto del árbol mejor adornado de su ciudad, y donde quiera que vayan iluminarán los lugares y las gentes con la luz que llevan dentro. Y vosotros, allá donde vayáis, no dejéis de iluminar. Brillad, brillad siempre, brillad como estrellas.

jueves, 1 de octubre de 2009

British Patógeno 3: Los árboles, la oscuridad y el tren con las luces amarillas


Todos los días ocurren cosas extraordinarias, de las que a menudo no nos damos cuenta. A veces me gusta imaginarme la vida como un plano en el que el tiempo es un elemento manejable, no rígido, y se puede mirar hacia atrás y hacia adelante, ver las cuerdas que unen eventos y sucesos a través de los años, y lo increíble que debe ser poder ver todas las conexiones que hay entre ellos, que seguro nos asombrarían. Como si fuese un documental de Historia, de esos en los que parece estar todo clarísimo, que dan la impresión de que sabemos todo lo que pasó y por tanto lo podemos ver desde una perspectiva desde la cual no pudieron verlo los que lo estaban viviendo.

Así, elevándome por encima de mi propia vida, me doy ahora cuenta de los acontecimientos que me han llevado hasta aquí, como una cadena invisible a nuestros ojos que realmente empezó mucho tiempo atrás. Me doy cuenta de que, si no me hubiesen gustado los idiomas, probablemente no habría estudiado inglés, no habría ido a aquella academia de irlandeses con los cojines verdes en las sillas de las aulas y por tanto no habría venido aquí. Yo no lo sabía, pero mientras estaba allí sentado haciendo ejercicios de gramática y redacciones, riéndome de todo con un compañero del cole y tratando de imaginar qué me diría la chica que me gustaba si le pedía salir al lado de los arbustos de bolitas rojas, estaba moviendo unas manijas invisibles que me llevarían a vivir en el extranjero 15 años después.
Si no me hubiesen gustado los ordenadores, seguramente estaría haciendo cualquier otra cosa en alguna otra parte, acompañado de otras personas con otras vidas. En ocasiones he pensado cómo habrían sido las cosas de no haber terminado alguna de las relaciones de pareja que he tenido, y lo cierto es que probablemente no estaría sentado en esta habitación con dos lamparitas de color amarillo y papel pintado en la pared con aspecto retro, sino quizá en un sofá de tela azul, en una cama con una mesilla a cada lado o en un banco de un parque de un barrio industrial.
A menudo me gustaría tener la capacidad de desgranar cada uno de los caminos posibles, cada una de las combinaciones de manijas que podía haber movido y ver cómo serían las cosas ahora en esas otras alternativas. Este es un tema recurrente para mí, siempre me ha fascinado esa idea, y ahora vuelve a mi mente con frecuencia.

Y mientras tanto, mientras me entretengo en pensar estas cosas, pasa un día tras otro, la vida sigue, entro, salgo, cojo un taxi, voy a trabajar, compro en el supermercado. Todo es extraño, pero a eso también te acostumbras: la sensación de estar constantemente descubriendo detalles que no conocías tiene un lado amargo y otro dulce. Varias veces a la semana diferentes personas me preguntan de dónde vengo (algunas también a dónde voy, e incluso una me pregunta siempre qué tal me ha ido el día, y esa es la mejor de todas), en un idioma diferente de aquel en el cual mi madre me decía que me fuera a dormir cuando tenía 3 años. Parecen cosas cotidianas, pero son cosas extraordinarias, todas nuestras vidas lo son, y las de todos los demás. Cuando vayáis al trabajo, bostezando en el metro, con los ojos entreabiertos leyendo las estaciones de la línea 6 y pensando en el alivio dulce y salvaje del tacto de la piel de vuestra pareja, que os esperará al salir de la oficina, pensad que podríais estar en cualquier otra parte, haciendo cualquier otra cosa, rodeados de cualquier otra gente, hablando quién sabe qué idioma. Todo cuanto hacemos, chicos, es extraordinario.

Un chico enamorado de su compañera de casa, que tiene la habitación justo encima, pone todas las noches en su ordenador la música que le gusta a ella, porque sabe que la está oyendo, acostada en su cama. Escoge cuidadosamente las canciones, imaginando sus gestos y el vello rubio de sus brazos erizándose al oír una canción que le trae buenos recuerdos. En la acera, mientras tanto, un hombre de media edad sale de su coche y a medio camino hacia su casa se da la vuelta para recoger del asiento trasero un pastel que trae para sus hijos. Una anciana se toma una taza de té junto a la ventana por la cual mira a dos gemelos rubios que vuelan una cometa. Y al mismo tiempo, el tren con las luces amarillas pasa a toda velocidad, haciendo susurrar las copas de los árboles en medio de la noche.


martes, 25 de agosto de 2009

British Patógeno 2: Nuevos reencuentros, nuevas confesiones (y de repente me veo perdido en un aeropuerto)


Buenas tardes chicos/as, habitantes de la ciudad del oso y el madroño, paisanos en general...el British Patógeno de hoy toma su título de una canción de Ismael Serrano que estuvo ayer por la tarde circulándome bastante por la cabeza. Y si siguen Uds. leyendo, sabrán por qué...

Bien, las cosas por Milton Keynes siguen más o menos como estaban. El trabajo aumenta, el ritmo del proyecto se ha acelerado un poco, pero sigue sin resultar ni mucho menos agobiante, y lo cierto es que, por el momento, para mí está resultando cierto que aquí se trabajan menos horas que en nuestro país (bueno, comparando con la jornada normal, porque ahora mismo allí estáis con la intensiva y por tanto salís antes...aquí intensiva no hay o por lo menos yo no la tengo).

Cada día voy descubriendo algunas cosas nuevas de este curioso sitio y de su gente, aunque en todos los casos la conclusión sigue siendo la misma: este lugar tiene más servicios de los que yo imaginaba, pero para desenvolverse con comodidad por un sitio como éste hace falta un coche. Eso es algo que casi todos los días me ronda por la cabeza (principalmente porque las características de este lugar lo exigen, aunque también porque estaba acostumbrado a tener esa libertad en Madrid y ahora lo echo de menos). Si todo va bien, supongo que tarde o temprano decidiré solucionar el problema del transporte y optaré por traerme a Cañonero de Spain o comprar uno aquí que no sea caro.

Inglaterra es un país en el que algunas cosas resultan un poco raras o llaman la atención, la frase "los ingleses es que están locos" la pronunciamos varias veces al día, y es cierto que tienen peculiaridades que resultan insólitas para un español (como por ejemplo, la tradición de tomar helado en el teatro - sí, dentro del teatro- en el intermedio de una obra). Pero también es cierto, y no sería justo que no lo dijera, que es un país en bastantes cosas más avanzado que España. Es difícil de explicar, es una percepción general basada en muchos pequeños detalles que dan sensación de madurez social y de modernidad. Lógicamente la percepción de un extranjero que está a punto de cumplir su primer mes viviendo aquí es limitada, por lo que quizá dentro de unos meses me desdiga de estas declaraciones. Pero por el momento, esto es lo que hay. Os pongo un par de ejemplos: en los etiquetados de los alimentos consta siempre cualquier tipo de alérgeno que pueda contener (leche, huevo, frutos secos, soja, gluten...), aunque sean unas mínimas trazas debido a que en la misma fábrica utilizan esa materia prima para otro producto. Asimismo, también se indica si es apto o no para vegetarianos, y normalmente en las cosas que se pueden preparar de varias maneras (al horno convencional, al microondas, etc), no sólo vienen las instrucciones de preparación para todas, sino también la forma de conseguir los mejores resultados en cada caso concreto (ya me estoy habituando a la frase "for best results please use microwave at full power", por ejemplo).
Otro ejemplo de esto que comentaba antes es algo de lo que me enteré el sábado. En las obras de teatro, por razones de Health & Safety, tienen que indicar siempre si hay luces estroboscópicas, uso de determinados elementos (como por ejemplo, el humo), o uso de ruidos fuertes (tales como artefactos pirotécnicos), entre otras cosas. De esa forma, cualquier persona con una idiosincrasia particular acerca de cualquiera de estos elementos, puede saber de antemano si ello va a estar presente.

Y esto me sirve como enlace para pasar a la segunda parte de este British Patógeno, que no es otra cosa que el reencuentro que he tenido con Lucía, una antigua compañera del colegio de cuando era lechoncillo (estuvimos juntos hasta terminar la E.G.B., es decir, nos separamos con unos...13 añitos). La historia, cuyo principio ya conocéis, ha sido que hace algún tiempo la encontré (junto con más gente del colegio, de hecho casi todos los que recordaba están ahí) a través de Facebook. Intercambiamos un par de correos y me enteré de que vivía en London, que se dedicaba al teatro y algunas cosas más. Ahí se quedó la cosa, hasta que llegó el momento en el que supe que me venía a trabajar aquí, y nos volvimos a poner en contacto para ver la posibilidad de quedar por estas tierras británicas.

Y así lo hemos hecho. Ella, muy magenta como siempre, me invitó a pasar la noche del sábado en su casa para que no tuviera que coger el tren para volver a MK (cómo me recuerda eso a mi laaaarga época de residente en la provincia de Toledo). Y quedamos, nos vimos el sábado por la tarde, con un calorcito agradable y un clima bastante soleado, en fin, una bonita tarde londinense. Hablamos, recordamos cosas, contamos anécdotas, nos pusimos al día de nuestras vidas y de quiénes somos ahora. Vimos a unas amigas suyas (de las cuales dos que habían vivido en EEUU me dijeron que mi inglés sonaba muy americano, una de ellas además añadió que sonaba como a la zona Sur, y añadió "si dices que eres de Alabama te creen", lo cual me hizo mucha gracia porque nunca he estado allí), fuimos al teatro a ver una performance de un grupo que son amigos suyos, salimos, tomamos algo, charlamos, anduvimos, fuimos, venimos, subimos, bajamos...yo personalmente tenía la sensación de que nos conocíamos de toda la vida, a pesar de que básicamente, y tal y como dijo ella al despedirnos, no nos conocíamos nada.

La mañana del domingo la pasamos en su jardín, sentados al sol, hablando de los viejos tiempos, del colegio, de la gente, de lo que fue de cada uno. Ella estaba mucho más al día que yo, puesto que al acabar el cole yo me separé del grupo porque me asignaron otro instituto y ella fue con los demás, casi todos al mismo. Me contó cotilleos increíbles, como que un chaval de nuestra clase se había cambiado de nombre y había salido del armario. Hablamos, nos reímos, recordamos. Yo la miraba con una mezcla de nostalgia ("hay que ver cómo pasa el tiempo...tú, la que yo conocí, ahora eres esta, y yo, el que tú conociste, ahora soy éste"), alegría ("tantas veces deseé volver a verte...y aunque ya no importe la razón por la que lo pedí, de alguna manera me lo han concedido") e incredulidad, porque sinceramente, si cuando estaba acabando la E.G.B. me hubieran dicho que iba a volver a verla, justamente a ella, 15 años más tarde en un jardín de una casita de Londres, sentados junto a unos girasoles, no me lo hubiera creído. Ese momento, creedme, no tuvo precio. A veces ocurren estas pequeñas cosas extraordinarias, brillantes, agridulces, que tienen el mismo sabor que los sueños que tiene un niño el día de su cumpleaños. Ahora...¿a qué velocidad debo vivir para volverte a ver?. Seguro que tendría que darme prisa, seguro que tendría que ir muy rápido. Vértigo, que el mundo pare.

domingo, 16 de agosto de 2009

British Patógeno: Travel Notice


May I have your attention please:


Me congratula comunicaros en esta tarde de domingo, soleada y de temperatura agradable en el país de los Beatles (y supongo que soleada y de calor achicharrante en el país de Manolo García), la fecha de mi próximo viaje. Tal viaje se producirá el jueves 10 de Septiembre hasta el siguiente lunes, ya que el viernes 11 me lo cojo como vacaciones. Aprovecharé también este viaje para traerme chorizos, morcón ibérico, morcilla de Burgos, panceta, jamón de Jabugo y si eso un paquete de torreznos. Si alguno/a queréis algo de la tierra del fish & chips, se aceptan encargos.

lunes, 3 de agosto de 2009

British Patógeno 1: cuando los árboles no te dejan ver el bosque


Bueno chicos...creo que después de una semana en este país estoy en condiciones de hacer el primer British Patógeno. Al haber pasado ya 7 días desde que llegué aquí creo que mi negatividad se habrá reducido lo suficiente con respecto a los primeros dos o tres días como para hacer una entrada que no resulte deprimente. Así que aquí estoy.

Bien, creo que voy a empezar por lo obvio. Emigrar es duro. Ya, eso ya lo sabíamos todos, es verdad. Pero a lo que me refiero es a que lo que te puedes imaginar estando aún en tu país no tiene nada que ver con lo que te encuentras al llegar al nuevo. Durante estos últimos 7 días me he acordado bastante de una frase de una canción de Coldplay que dice "nobody said it was easy...no one ever said it would be so hard" (nadie dijo que fuera fácil...nadie dijo que sería tan difícil). Los primeros días son muy, muy malos. Consisten básicamente en pensar qué puedes hacer al rato siguiente para tener la mente ocupada y así evitar pensar tanto en que echas de menos todo: la gente, el clima (aunque cuando vivías allí no te gustara), la comida, la sensación de que todo te es familiar y por tanto no te asusta, el formato de las clavijas de los enchufes, la moneda y hasta el color del aire. Todo, absolutamente todo, hasta los detalles más nimios que nunca supusiste que te importarían se convierten en tus enemigos.

Esto me permite enlazar con otra cosa, y es el hecho innegable (e imagino que inevitable) de que en esas circunstancias tratas por todos los medios de encontrar algo que te resulte familiar. La razón es la misma por la cual un bebé llora cuando sale del vientre materno al mundo exterior: nada le resulta conocido. Creedme, eso es lo peor de vivir en otro país, esa sensación constante de estar sumergido en un medio al cual eres ajeno.
Y con esto quiero hablar del tema de buscar compatriotas cuando uno está expatriado: yo siempre, siempre, siempre, he dicho que en esas circunstancias lo mejor es no limitar la vida social exclusivamente a los del mismo país (formando así ghettos culturales) y tratar de integrarse progresivamente con los nativos. Y es verdad, sigo pensándolo. Pero es imposible, al menos al principio, es imposible no pegarse a los españoles porque, sean como sean, representan algo familiar, un vínculo con tu vida anterior.

Y dicho esto, os voy a contar un poquito sobre la estructura de esta ciudad en la que vivo, llamada Milton Keynes. Para empezar, se trata de una ciudad nueva, se fundó tengo entendido que en la década de los 70, agrupando a una serie de pequeñas localidades que estaban repartidas por la zona. Esas localidades se convirtieron en barrios y se crearon avenidas, rotondas, edificios, oficinas, centros comerciales y los servicios necesarios para una ciudad. Por todo esto, MK tiene una estructura que yo no había visto jamás en ningún otro sitio, y que en gran parte es responsable de que no me acabe de convencer este lugar.
La primera impresión que tuve al llegar aquí fue "en este sitio no hay nada", porque lo único que podía ver desde el taxi que me traía del aeropuerto eran carreteras, rotondas y árboles, montones de árboles. Bosques por todas partes. Al cabo de unas horas y de algunas conversaciones con la gente que ya conocía aquello, me di cuenta de que MK en realidad tiene de todo, pero todo está detrás de los árboles. Literalmente, los pequeños bosques y parques hacen de barrera entre las casas y la carretera. Hay una red de carreteras-avenidas y montones de rotondas que conecta entre sí todos los barrios de la ciudad, por lo que no se trata de algo continuo, sino que cada núcleo de casas, edificios, tiendas o lo que sea está separado del resto de núcleos por bosque y más bosque. Eso significa, por encima de todo, una cosa: que sin un coche aquí estás perdido. Yo vivo en un barrio que solamente tiene casas. Para cualquier cosa, lo que sea, como ir a comprar al supermercado, ir a cenar algo si no te apetece cocinar o ir a trabajar, tengo que llamar un taxi. Absolutamente para todo. Hay un servicio de autobuses, pero todo el mundo dice que es muy malo. Incluso mi casero, un chaval inglés bastante joven y majete que vive en la propia casa, me dijo literalmente "no te molestes en coger el autobús, no merece la pena".

Y la parte positiva de todo esto es que si consigo adaptarme, si consigo que al final me guste este sitio (y tener Londres tan cerca ayuda mucho...ayer fui por la mañana y la verdad me vino muy bien tener contacto otra vez con una gran ciudad), pues aquí hay de todo, hay trabajo, hay oportunidades, hay menos crisis, en fin, que a pesar del agobio de los primeros días sería muy injusto si dijera que este es un mal sitio.

En cuanto pase las fotos que he hecho al ordenador las colgaré aquí para que podáis poner imágenes a todo lo que os cuento.

Saludetes desde la Gran Bretaña.

martes, 28 de julio de 2009

British Patogeno: Travel Notice

Buenas!. Me complace publicar en este nuestro blog la primera edicion de la subseccion Travel Notice dentro de British Patogeno. En ella avisare con antelacion cuando vaya a viajar a Espanya (estoy en el trabajo y como os imaginareis en este teclado no hay ni tildes ni ciertas letras), aunque ya lo sepais porque estemos en contacto de otras formas, pero lo dejare colgado aqui que queda chulo. Asi que sin mas dilacion...




May I have your attention please:


Os comunico que mi proximo viaje a Espanya se producira el dia 7 de Agosto, volviendo al Reino Unido el 9. Si no se producen retrasos, estare en Madrid a las 21 horas aproximadamente.


Un abrazo desde Milton Keynes.

lunes, 27 de julio de 2009

British Patógeno: Edición Madrid

El Tipejo ya está en tierras británicas, estamos seguros que le irá muy bien y que pronto se sentirá como en casa. Te vamos a echar de menos por las tierras manchegas pero tranquilo que no vamos a perder el contacto y por supuesto que todo va a seguir más o menos como hasta ahora. Aquí dejo unas fotos de la cena de anoche que creo que todos recordaremos siempre.






martes, 21 de julio de 2009

British Patógeno 0: La época de las migraciones


Queridos amigos:

Con esta entrada se inaugura una sección un poco agridulce, durante estos días hemos estado hablando del tema así que ya os imagináis de qué va.

Ayer me entrevistaron en Recursos Humanos de Indra (ese era el paso que faltaba) y hoy me han confirmado que me contratan para su oficina de UK, sita en la ciudad de Milton Keynes (que, a pesar de su nombre, no es un sitio perdido - yo tengo la teoría de que todos los lugares que en su nombre tienen más de una palabra son sitios perdidos, con las excepciones de Buenos Aires y Nueva York).

Yo les he comunicado que acepto el contrato. En España nos encontramos en una situación muy mala con respecto al empleo, y este trabajo que me han ofrecido, en estos tiempos de crisis que corren, lo veo como una buena oportunidad. Me da pena separarme de vosotros, hemos estado juntos desde que empezamos la carrera allá por el año 2000, y espero que podamos seguir viéndonos con regularidad puesto que vendré a España siempre que pueda. Tampoco es muy difícil, sólo son dos horitas de avión.

Os dejo aquí este comunicado por dos razones: inaugurar esta sección, similar a la American Patógeno que ya tuvimos hace tiempo pero en este caso de duración indefinida, y convocaros a intentar quedar este próximo fin de semana, ya que me gustaría poder despedirme de todos vosotros.

Os dejo con una canción del Ismaelito que me ronda mucho por la cabeza últimamente.