lunes, 3 de agosto de 2009

British Patógeno 1: cuando los árboles no te dejan ver el bosque


Bueno chicos...creo que después de una semana en este país estoy en condiciones de hacer el primer British Patógeno. Al haber pasado ya 7 días desde que llegué aquí creo que mi negatividad se habrá reducido lo suficiente con respecto a los primeros dos o tres días como para hacer una entrada que no resulte deprimente. Así que aquí estoy.

Bien, creo que voy a empezar por lo obvio. Emigrar es duro. Ya, eso ya lo sabíamos todos, es verdad. Pero a lo que me refiero es a que lo que te puedes imaginar estando aún en tu país no tiene nada que ver con lo que te encuentras al llegar al nuevo. Durante estos últimos 7 días me he acordado bastante de una frase de una canción de Coldplay que dice "nobody said it was easy...no one ever said it would be so hard" (nadie dijo que fuera fácil...nadie dijo que sería tan difícil). Los primeros días son muy, muy malos. Consisten básicamente en pensar qué puedes hacer al rato siguiente para tener la mente ocupada y así evitar pensar tanto en que echas de menos todo: la gente, el clima (aunque cuando vivías allí no te gustara), la comida, la sensación de que todo te es familiar y por tanto no te asusta, el formato de las clavijas de los enchufes, la moneda y hasta el color del aire. Todo, absolutamente todo, hasta los detalles más nimios que nunca supusiste que te importarían se convierten en tus enemigos.

Esto me permite enlazar con otra cosa, y es el hecho innegable (e imagino que inevitable) de que en esas circunstancias tratas por todos los medios de encontrar algo que te resulte familiar. La razón es la misma por la cual un bebé llora cuando sale del vientre materno al mundo exterior: nada le resulta conocido. Creedme, eso es lo peor de vivir en otro país, esa sensación constante de estar sumergido en un medio al cual eres ajeno.
Y con esto quiero hablar del tema de buscar compatriotas cuando uno está expatriado: yo siempre, siempre, siempre, he dicho que en esas circunstancias lo mejor es no limitar la vida social exclusivamente a los del mismo país (formando así ghettos culturales) y tratar de integrarse progresivamente con los nativos. Y es verdad, sigo pensándolo. Pero es imposible, al menos al principio, es imposible no pegarse a los españoles porque, sean como sean, representan algo familiar, un vínculo con tu vida anterior.

Y dicho esto, os voy a contar un poquito sobre la estructura de esta ciudad en la que vivo, llamada Milton Keynes. Para empezar, se trata de una ciudad nueva, se fundó tengo entendido que en la década de los 70, agrupando a una serie de pequeñas localidades que estaban repartidas por la zona. Esas localidades se convirtieron en barrios y se crearon avenidas, rotondas, edificios, oficinas, centros comerciales y los servicios necesarios para una ciudad. Por todo esto, MK tiene una estructura que yo no había visto jamás en ningún otro sitio, y que en gran parte es responsable de que no me acabe de convencer este lugar.
La primera impresión que tuve al llegar aquí fue "en este sitio no hay nada", porque lo único que podía ver desde el taxi que me traía del aeropuerto eran carreteras, rotondas y árboles, montones de árboles. Bosques por todas partes. Al cabo de unas horas y de algunas conversaciones con la gente que ya conocía aquello, me di cuenta de que MK en realidad tiene de todo, pero todo está detrás de los árboles. Literalmente, los pequeños bosques y parques hacen de barrera entre las casas y la carretera. Hay una red de carreteras-avenidas y montones de rotondas que conecta entre sí todos los barrios de la ciudad, por lo que no se trata de algo continuo, sino que cada núcleo de casas, edificios, tiendas o lo que sea está separado del resto de núcleos por bosque y más bosque. Eso significa, por encima de todo, una cosa: que sin un coche aquí estás perdido. Yo vivo en un barrio que solamente tiene casas. Para cualquier cosa, lo que sea, como ir a comprar al supermercado, ir a cenar algo si no te apetece cocinar o ir a trabajar, tengo que llamar un taxi. Absolutamente para todo. Hay un servicio de autobuses, pero todo el mundo dice que es muy malo. Incluso mi casero, un chaval inglés bastante joven y majete que vive en la propia casa, me dijo literalmente "no te molestes en coger el autobús, no merece la pena".

Y la parte positiva de todo esto es que si consigo adaptarme, si consigo que al final me guste este sitio (y tener Londres tan cerca ayuda mucho...ayer fui por la mañana y la verdad me vino muy bien tener contacto otra vez con una gran ciudad), pues aquí hay de todo, hay trabajo, hay oportunidades, hay menos crisis, en fin, que a pesar del agobio de los primeros días sería muy injusto si dijera que este es un mal sitio.

En cuanto pase las fotos que he hecho al ordenador las colgaré aquí para que podáis poner imágenes a todo lo que os cuento.

Saludetes desde la Gran Bretaña.

3 comentarios:

Totoro dijo...

Otro aspecto positivo de estar rodeado de árboles es que te servirán en un futuro de picadero. Todo son ventajas en MK, ya nos mosqueaba que no escribieras en el blog, creiamos que te habías decantado por la soga en oferta del supermercado. A parte de poner fotos, traete todas las que puedas el día 8 para enseñarnos todo. Cuando te quieras dar cuenta ya estamos allí dandote el coñazo.

P.D.: Te vas a fundir el sueldo en Taxis!!!

Rachel dijo...

Hi Geooooorge!

Por fin tenemos noticias tuyas.
Lo de todo lleno de árboles me encanta, pero no me concuerda con la ecología, se supone que si coges el taxi para toooodo es más consumo de gasolina, estos ingleses son muy raros y señoritingos (no es lo mismo que el taxi te venga a recoger a la puerta o que te tengas que desplazar hasta la parada de bus).

¡¡¡Hay currooooo!!! Mira que me presento allí a ver si consigo algo. jejeje

Nos vemos el viernes.

JugonTrucks dijo...

Me alegra que te vaya ya mejor, espero que te vayas adaptando poco a poco. Intenta ver el lado positivo de las cosas, aunque a veces cueste. Y hoy nos damos un cebatil majo!