sábado, 10 de mayo de 2008

Fuegos Artificiales Descoordinados


Se suele decir que en días lluviosos donde mejor se está es en el hogar, refugiados en el calor de una chimenea y el vapor de una taza de té humeante recién preparada. Que bello es observar el descenso de esas partículas cristalinas a través del ventanal de tu buhardilla en el abrigo que supone haber alcanzado la ansiada calma entre paredes de roca apenas retocadas, pilares de madera y troncos crepitando en el fuego.

Hay ocasiones en las que este refugio se convierte en una cárcel de la que se necesita escapar ya que la sensación es insoportable entre paredes de Pladur, persianas de plástico abatidas y calefactores de un frío color blanco. Pero el aguacero está ahí fuera, amenazante, una barrera que impide liberar un alma asolada por las agujetas de la amargura. Todo en el exterior parece tan tenebroso que hace complicado superar el miedo a calarse hasta los huesos, a sentir el frío en los pies debido a la humedad transferida a través de los calcetines empapados y el pánico a escuchar el estrepitoso ruido de los truenos que llegan precedidos de una luz corta pero cegadora. La detestada cárcel se convierte, por tanto, en un refugio “seguro” por lo menos durante un tiempo.

Estas adversidades e inconvenientes son circunstancias que siempre están presentes en el tortuoso camino a la plenitud por lo que es necesario adentrarse en su vértigo salvaje. Al final de la senda los temores tornan a sensaciones difíciles de definir ya que solamente se pueden sentir y es complejo explicarlas con palabras. Percibir las gotas que mueren en la piel del rostro, sentir la hierva mojada con los pies descalzos, empaparse completamente sin que eso importe lo más mínimo, maravillarse con el vertiginoso recorrido de un rayo y esperar con ansia el estruendo postrero cual fuegos artificiales descoordinados.

3 comentarios:

Totoro dijo...

Estas hecho un poeta. A ti te pasa algo raro, tus palabras reflejan un estado de ánimo inusual en ti.
Sólo te recuerdo una vez en este estado de precocidad oratoria y ya ha llovido mucho desde entonces.

JugonTrucks dijo...

Gracias torpedo, ya me gustaría a mi ser un 10% de lo que es ser un poeta. No recuerdo haber tenido nunca precocidad oratoria. Puede que sea por la cercanía de la salida del nuevo disco de Manolito, quien sabe...misterios que tiene la vida

George dijo...

A mi me ha gustado (no he sido yo el del icono de la lengua fuera, aunque no es difícil imaginar quién habrá sido), lo único que le critico a esta entrada es que hagas referencia a los fuegos artificiales.