Desde que hace un par de años Joaquin Phoenix anunció que se retiraba del cine para lanzar su carrera como estrella del rap la cosa olía a chamusquina. Ahora, y tras meses de barrabasadas y salidas de tono varias, parece que todo era parte de un supuesto documental. Un montaje... ¿o quizá no?
I'm still here: the last year of Joaquin Phoenix (Todavía estoy aquí: el año perdido de Joaquin Phoenix), es el nombre de la criatura que explica el comportamiento del actor dos veces nominado al Oscar. Un presunto documental que ha estado grabando junto a su cuñado y amigo del alma Casey Afleck del que ya han trascendido las primeros detalles. Y no tienen desperdicio.
El documental recoge los momentos más álgidos de la deriva de Phoenix en su afán para convertirse en una estrella del hip-hop. Actuaciones bochornosas, insultos a sus compañeros (especial atención a despertado la escena en la que rechaza con muy malos modos un ofrecimiento de Ben Stiller) y colocones de todos los colores, públicos y privados, pueblan la película.
La vida es una sucesión rápida y continua de decisiones. Las opciones que vamos tomando, los interruptores que pulsamos, las manijas que giramos, resuenan en nuestra vida y en la de los que nos rodean, configurándolas, y, al final, definen lo que somos. Y todo cuanto somos y lo que hemos vivido está aquí, en nuestras conciencias. Esos momentos juntos, paquetes discretos de felicidad que habitan dentro de nosotros, son la fuerza invisible que nos mantiene unidos. Y que nos anima a seguir andando.
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