I - Der Himmel über die Herzen
Berlín, 8 de Octubre de 2125
Nunca me han gustado las colas para el control de entrada en los aeropuertos. Siempre me he sentido inferior, quizá humillado, servil, como obligado a aguantar las esperas de pie, el tedio y las malas caras de los policías por cometer el inmenso delito de querer entrar en su país. Es como si me estuvieran diciendo "Oh, extranjero, si quieres que te dejemos pasar a nuestra tierra te tienes que joder y pasar por todo este proceso". Entretenido en estos pensamientos, observando las caras de sueño de los otros viajeros y yo mismo bostezando a causa de la hora a la que me había despertado para coger el vuelo y el nulo descanso que había tenido a bordo del avión - los veinte minutos de Madrid a Berlín la verdad es que tampoco daban para mucho - llegó finalmente mi turno para pasar por el escáner ocular y suspiré como diciendo "por fin" cuando vi abrirse la barrera mientras oía el clásico mensaje de bienvenida, esta vez en alemán. "La próxima vez cojo el tren de presión cero", siempre pienso lo mismo y al final acabo volando. El tren de vacío es muy rápido y cómodo, y con menos molestias, pero volar tiene algo inigualable.
No es que dudara de la eficacia de los alemanes en todo lo que hacen, pero sí que es cierto que no esperaba esa sensación de ver que todo estaba perfectamente preparado y previsto cuando salí por la puerta de Llegadas del aeropuerto Schönefeld de Berlín. Ahí estaba una representante de la compañía esperándome, con su pantalla plegable con mi nombre y foto. Era una mujer joven, de unos 27 años, rubia y de fenotipo claramente alemán, pero hablando un muy correcto español. Su educación y profesionalidad iban acordes con el entorno, y además rezumaba una cierta simpatía, mayor de lo que esperaba. Tuve la percepción de que se esforzaban al máximo por hacer mi llegada agradable, por hacerme sentir cómodo y de algún modo especial.
- Buenos días, ¿Ricardo Martín?.
- Sí, ese soy yo. Buenos días.
- Bienvenido a Berlín. Soy Nina Timmer, encantada de conocerle.
A partir de ahí, todo fue rodado: del vestíbulo del aeropuerto al coche, que ya estaba esperando fuera, y de ahí al hotel, donde tuve una hora y media para acomodarme, dejar mi equipaje y darme una ducha. Después, ya de camino a la central, experimenté a bordo del Mercedes Benz de la empresa una sensación de solemnidad, de gravedad por momentos, que me hacía sentir en unas ocasiones como un influyente político siendo trasladado a la sede de su partido y en otras como un mando militar siendo evacuado a un cuartel secreto en una situación de emergencia. Doblamos por Unter den Linden hacia el Stadtmitte, encaminándonos después hacia Nollendorfplatz y por último Oranienburger Tor, donde estaba situada la sede central. Era un edificio exactamente como esperaba: de acero y vidrio orgánico, unos 35 pisos de altura y elevadores magnéticos exteriores por todas partes. Su forma era cilíndrica, de color azul oscuro, y se erigía imponente en una esquina de la plaza. El vehículo se detuvo justo delante de la entrada, y Nina bajó primero para abrirme la puerta.
La recepción era un espacio amplio, agradable pero aséptico, con las paredes de cristal líquido en las que se mostraban todo tipo de imágenes, textos y animaciones a los que no presté atención alguna. A pesar de que las circunstancias hacían esperable por mi parte una actitud de intentar absorber toda la información que estuviera al alcance de mi mano sobre la tarea que iba a desarrollar allí, de algún modo me sentía tranquilo porque imaginaba que llegado el momento me explicarían personalmente todo cuanto necesitase saber. De repente, la voz de Nina llamándome interrumpió mis pensamientos. Volví la cabeza y tanto ella como la recepcionista, una chica con rasgos asiáticos, quizá japonesa, de unos 19 años, me estaban mirando. La recepcionista sujetaba una tarjeta de identidad holográfica en la mano, por lo que asumí que había llegado el momento de pasar a la acción.
Nina me condujo por un pasillo elegantemente iluminado, con focos de colores azulados en los laterales, y se percató de que yo aún seguía mirando el enorme letrero plateado que se encontraba en el vestíbulo, y que rezaba "Liebe ist für alle da".
- Significa "el amor es para todos". Es un antiguo dicho alemán de primeros del siglo XXI - Nina aclaró mis dudas en un instante con una sonrisa, y añadió:
- No se preocupe, aprenderá el idioma antes de lo que piensa. De todas formas como ya sabe la lengua oficial en nuestro trabajo es el inglés, por lo que no tendrá problema alguno ni en el proceso de formación inicial ni para desarrollar su tarea.
Llegamos, tras subir varios pisos y andar por una serie de corredores, a una pequeña salita de espera con sillones de polímero adaptable, un dispensador de agua mineral y una pantalla.
- Le dejaré esperando aquí mientras voy a avisar a mi compañera de Introducción y Preparación para que venga a buscarle. La pantalla que tiene a su derecha tiene acceso a la televisión y a Internet, puede usarla libremente. Pulse el botón azul del videoteléfono que hay en la mesita si necesita cualquier cosa, y le atenderán enseguida.
- Muchas gracias.
Nina desapareció y la puerta se cerró tras ella. Aún estaba preguntándome qué hacer mientras esperaba (tenía esa sensación irracional de "mejor no toco nada", como si se esperase de mí que me estuviera quieto, a pesar de haberme dicho clara y amablemente que todas las comodidades que pudiera ver estaban a mi disposición), cuando otra mujer, un poco más mayor, de unos 35 años, tez morena y pelo negro, apareció por la entrada.
- Hola, señor Martín. Soy Kiruba Lindemann, pertenezco al departamento de Introducción y Preparación. Permítame darle la bienvenida a Das Internationale Verbindungs Programm. Yo seré su agente de inserción en el programa. Puede interrumpirme en cualquier momento para hacer cualquier pregunta que tenga, y si tiene alguna queja por favor hágamela llegar también a mí. Ah, y llámeme simplemente Kiruba.
Yo respondí mientras pensaba "¿Kiruba Lindemann?. ¿Qué clase de nombre es ese?", cosa que ella debió notar puesto que cuando terminé de hablar me aclaró que sus padres eran un hombre indio y una mujer alemana, que en su caso le había dado el apellido. Kiruba tenía un aspecto alegre, aunque sin perder ese destello de gravedad que poseían también Nina e incluso la recepcionista asiática, y que en general flotaba en el aire como una densa neblina que me impedía relajarme del todo.
- Acompáñame, por favor - dijo, haciendo caso a mi comentario acerca de dirigirse a mí de modo informal.
Seguí a Kiruba por varios pasillos hasta una salita insonorizada, con una pantalla de proyección holográfica, una mesa y varios sillones alrededor. Tenía, salvo por el pequeño tamaño, el aspecto de un salón de videoconferencias. Kiruba pulsó unos botones en la pared, la sala se oscureció ligeramente, y se sentó a la mesa, invitándome a hacer lo mismo. A continuación, empezó a hablar:
- Como ya sabes, Ricardo, te hemos seleccionado para ser Asignador en el Programa. Como también sabrás, Das Internationale Verbindungs Programm significa "El Programa Internacional de Conexiones". Es probable que sepas ya muchas cosas de nosotros, ya que se habla del Programa en televisión a todas horas, pero también es probable que una gran parte de todo lo que hayas oído no sea cierto, por lo que te explicaré en qué consiste desde el principio.
Asentí con la cabeza, totalmente inmerso en la conversación y expectante ante la información que estaba a punto de recibir. El desinterés que había estado mostrando hasta ahora se había esfumado por completo tan pronto ella había empezado a hablar. Kiruba prosiguió:
- A finales del siglo XXI la natalidad en todo el mundo comenzó a disminuir de forma lenta pero constante. Las causas son algo acerca de lo cual nadie se pone de acuerdo, pero está claro que muy probablemente fue una combinación de desconfianza generada por las enfermedades de transmisión sexual, por el aumento de la criminalidad en todo el mundo y por lo que llamamos Deriva Social. La Deriva Social, que desde aquel momento ha ido aumentando hasta convertirse en el problema que es en nuestros días, es un síndrome de aislamiento y apatía socioafectiva y sexual que afecta por igual a hombres y mujeres de todas las edades. El uso excesivo de la tecnología para la comunicación, la aceleración del ritmo de vida, especialmente en las sociedades occidentales, y los problemas que ello acarreó (estrés, exceso de trabajo, falta de tiempo para otras actividades) terminaron causando el aislamiento de los individuos y la extinción progresiva de las relaciones interpersonales cercanas, que hoy en día es casi total.
Yo continuaba asintiendo periódicamente, como haciéndole ver que ya conocía todo aquello, que aparece en todos los libros de Historia. Sabía que era su obligación contármelo, pero me irritaba en algunos momentos la idea de que pudiera pensar que no lo sabía. Mi irritación, sin embargo, no fue a ninguna parte puesto que ella continuó hablando:
- Esta Deriva Social empezó causando una reducción en la formación de parejas jóvenes potencialmente reproductoras, pero al principio no parecía un efecto muy importante. Después vinieron los divorcios, la reducción de las adopciones, y el efecto continuó incrementándose en cascada hasta que a principios de este siglo ocurrieron cosas impensables como el hundimiento de la industria del sexo. Ha sido en los últimos veinte años cuando la situación se ha convertido en crítica, la natalidad es mínima en Europa, ligeramente mayor en Asia y Oceanía pero en cualquier caso insuficiente, y próxima a cero en América del Norte y central. La población ha envejecido tanto que nos enfrentamos a la extinción en menos de 100 años, y ese es un dato optimista. Hasta aquí, el problema. Pero hablemos de la solución, ya que ahí es donde entramos nosotros.
Kiruba continuó, sin duda animada por mi expresión de interés al ver que empezábamos a hablar de lo que realmente me interesaba.
- En el 2094, una Comisión de Emergencia formada por los líderes de los países de la Unión Europea se reunió para tratar de encontrar una solución tan desesperada y radical como hiciera falta para este problema, ya que la reducción de las jornadas laborales, la mejora de la seguridad en las calles y las campañas promoviendo las relaciones sociales que se habían llevado a cabo durante años no tuvieron apenas efecto sobre la población. La Comisión tuvo una idea que posteriormente fue votada en el Parlamento Europeo y aprobada por unanimidad, y su puesta en marcha asignada a un consorcio de empresas de biotecnología que trabajan con fondos públicos y bajo supervisión de las autoridades. Y esos somos nosotros. Por orden de la Comisión de Emergencia sobre la Natalidad y en virtud de las leyes que se desarrollaron al respecto, desarrollamos el implante cerebral que hoy conocemos como Linker One.
Usando nanotecnología, construimos un dispositivo de menos de un milímetro de tamaño que se aloja en la región temporal del cráneo y se conecta por medio de materiales biocompatibles y una interfaz neuroeléctrica a la corteza cerebral y, sobre todo, al sistema límbico, responsable del control de las emociones.
El Linker One se ha estado insertando a todos los bebés recién nacidos en Europa desde la aprobación de las leyes que lo impulsaron, y se coloca mediante una simple inyección en el brazo. El implante se deposita así en el torrente sanguíneo y por sí solo se abre camino hasta el cerebro, donde establece sus conexiones cuando el Sistema Nervioso del individuo aún no está totalmente desarrollado, lo que le permite integrarse en él sin problemas ni rechazos. El Linker One incorpora una microantena, lo que posibilita la comunicación bidireccional con él vía satélite. La Ley establece que sólo puede activarse cuando el individuo cumple la mayoría de edad, por lo que, si haces cálculos, verás que sólo llevamos unos años usándolos de forma activa. Los resultados están siendo muy prometedores.
Kiruba hizo una pausa, que yo aproveché para interrogarla:
- Esto ya lo conocía a través de los medios, todo el mundo sabe lo de los implantes y para qué sirven. Pero la pregunta que tengo ahora mismo en la mente es ¿cómo funcionan realmente?.
- Exactamente, eso es lo siguiente que tienes que saber. El Linker One recaba información sobre la persona: sus gustos, costumbres, pensamientos, todo hasta un cierto límite establecido por las leyes de privacidad. Toda esa información pasa a la base de datos del Sistema, de modo que cuando vamos a activar un implante ya tenemos 18 años de información sobre el individuo grabada. En ese momento, empieza la tarea del Cuerpo de Asignadores. Su cometido es buscar, cruzando las bases de datos, un candidato del sexo opuesto conocido por el individuo y con las circunstancias y compatibilidad suficientes como para que una relación sentimental sea factible, y una vez encontrado, asignarles. Esto provoca la activación simultánea de ambos implantes, que modificarán el funcionamiento de sus vías de control emocional causando, finalmente, una atracción entre ambos. Es decir, restablecemos a través del Linker One el mecanismo natural que el ser humano ha perdido casi completamente en el último siglo.
- Tengo varias preguntas que hacer. Comprendo como funciona el sistema, pero ¿por qué simplemente no se aumenta la natalidad a base de fecundaciones in vitro y gestación artificial?. Se sabe que una parte de los pocos nacimientos que tenemos ahora es a través de ese método.
- Por varias razones. Lo primero, los Estados no pueden costear el procedimiento de gestación artificial de forma masiva, y no digamos ya la educación y manutención de todos esos niños hasta su mayoría de edad. Segundo, eso sólo solucionaría una parte del problema, pero después seguiríamos igual porque ¿cómo crees que se comportarían con las demás personas unos niños que han crecido sin progenitores ni ningún otro tipo de lazos afectivos?. Los niños hacen lo que ven. No estaríamos resolviendo nada.
La verdad es que era completamente lógico, todo encajaba en mi mente como piezas en un puzzle, salvo un pequeño detalle que me hacía cuestionarme la labor que había ido a desempeñar allí:
- Perdona que te pregunte esto, pero...¿por qué existe un Cuerpo de Asignadores?. Esa tarea parece algo bastante sencillo para una máquina con un software y unos algoritmos de cruzamiento adecuados.
Kiruba asintió antes de que me diera tiempo a terminar la pregunta, como si esperara que la hiciese, quizá porque no era la primera vez que la oía.
- Inicialmente se pensó en hacerlo de ese modo, ya sabes, para reducir costes. Pero lo que hacen los Asignadores es básicamente emparejar. Y creemos que no sirve con aplicar unos algoritmos de compatibilidad que se basen en cálculos estadísticos. Pensamos que para hacer esa tarea con las máximas garantías de éxito es necesaria inteligencia emocional. Y eso es algo que solamente puede aportar un operador humano. El sistema puede sugerir candidatos o candidatas, pero la última palabra siempre la tendrá el Asignador. Eso, por supuesto, también conlleva una responsabilidad, ya que los implantes no son perfectos ni anulan la voluntad del individuo, y en ocasiones hay rechazos o simplemente las cosas no funcionan. Son relativamente poco frecuentes, pero cuando ocurren requieren también la intervención de un ser humano. Y bien, ¿cómo lo ves?. ¿Te sientes preparado para pasar a la siguiente fase?.
Yo me encontraba entre emocionado y asustado. Aunque ya sabía a qué venía, hasta ese momento no había comprendido la magnitud de lo que iba a tener entre manos en su totalidad, y la idea me producía un cierto vértigo.
- Claro, sin duda. Estoy deseando empezar. Aunque puede que me surjan más dudas.
- No te preocupes, en ese caso consúltame a mí. Si quieres más detalles sobre el Linker One podrás hablar con los técnicos durante el proceso de formación o después una vez que estés en tu puesto. Ahora, como ya te comentamos antes de venir, tendrás que pasar unos tests psicotécnicos, además de un procedimiento de seguridad que incluye entre otras pruebas un neuropolígrafo. Después deberás firmar tu contrato y la Declaración de Ética Profesional, Secreto y Respeto a la Privacidad. Te explicaremos todos los detalles en su momento. Y terminado eso, podrás empezar la formación, donde aprenderás a usar el Sistema durante dos semanas, antes de comenzar a hacer asignaciones reales.
- Muy bien. Conforme con todo.
- En ese caso, sígueme, por favor.
Kiruba se levantó de la mesa y me hizo un gesto con la mano.
CONTINUARÁ
5 comentarios:
El título del capítulo, Der Himmel über die Herzen, significa "el cielo sobre los corazones".
Grande Jorge! Como siempre. Muy interesante el relato, espero que no se quede ahi y siga con el segundo capitulo. Me gusta mucho la ambientación fria y futurista y tambien la idea que la excesiva tecnología acabe con la libertad del individuo, como criticas la tecnología? jejeje
Sí, a ver si no me entra la perrería y la acabo. Tengo bastante claro cómo va a seguir y cómo va a terminar así que no creo que la deje a medias. Serán probablemente 4 episodios en total. Ah!, y de criticar la tecnología nada!. Que conste que esto es ciencia-ficción en todos los sentidos jajaja
Ya me parecía a mi! sino iba a pensar que estabas bien jodido! jeejej
No, no, la locura de los ingleses aun no se me ha contagiado (al menos no tanto jaja).
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