El pasado martes, decenas de personas congregadas para conmemorar el aniversario de Edgar Allan Poe entorno a su tumba en el cementerio de Baltimore (EEUU) se estremecieron al comprobar que uno de los asistentes más importantes había faltado a su fiel cita, según publica hoy 'The Baltimore Sun' en su edición digital.
Y es que un misterioso visitante llevaba 60 años acudiendo religiosamente cada 19 de enero a honrar al poeta maldito, dejando en su sepulcro tres rosas y media botella de coñac.
La vida es una sucesión rápida y continua de decisiones. Las opciones que vamos tomando, los interruptores que pulsamos, las manijas que giramos, resuenan en nuestra vida y en la de los que nos rodean, configurándolas, y, al final, definen lo que somos. Y todo cuanto somos y lo que hemos vivido está aquí, en nuestras conciencias. Esos momentos juntos, paquetes discretos de felicidad que habitan dentro de nosotros, son la fuerza invisible que nos mantiene unidos. Y que nos anima a seguir andando.
4 comentarios:
ya era hora de que cambiara de hobits el individuo, nadie a pensado que podia estar con edgar!!!!
La crisis que es muy mala, y el hombrecillo habrá dicho que este año para olvidar la botella de coñac se la bebe él
Hobits?
Tenía que cambiar de hobits?
A Frodo y Bilbo?
Yo iba a decir lo mismo que el Anónimo jaja. Sí, los ha cambiado por Merry y Pippin. Yo no es por ser macabro pero también creo que si llevaba 60 años visitando la tumba cabe la posibilidad de que él también esté en las mismas que el poeta. O cuanto menos, con reúma sin poderse mover de su casa.
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