martes, 1 de diciembre de 2009

British Patógeno 4: La Navidad, el chico de la 114 y las lunas de Júpiter





Esta mañana me he levantado acordándome de una canción de Serrat titulada "Romance de Curro el Palmo" porque uno de sus versos dice "y un manojillo de escarcha", y no es que me haya acordado de eso porque sea imposible de traducir al inglés (que lo es), sino porque esta mañana todo el suelo, las hojas de las plantas que no las han perdido ya, y los techos de los coches (sobre todo de un Ford de color azul oscuro que hay aparcado cerca de la puerta de mi casa los días soleados, con nubes o sin ellas) estaban cubiertos de hielo. La temperatura era como de unos -0.5º por lo que he visto en el termómetro del taxi Volvo que nos ha llevado a la oficina, un día más.



Y este frío acompaña al clima navideño que ya hay por aquí, bastante avanzado. En mi trabajo ya hay un árbol de Navidad a la entrada, los villancicos ya suenan en los supermercados y por todas partes hay anuncios de ofertas navideñas de todo tipo. Los restaurantes hace ya semanas que anunciaron la apertura del plazo para reservar mesa para comidas y cenas de Navidad, e incluso publicaron los menús disponibles para tales fechas. Así que si pensábais que en nuestra querida España las navidades empezaban pronto, podéis "alu-cinah pep-inn-niio" con lo que se hace aquí. La oscuridad, el frío que va aumentando cada vez más, las Navidades y el hecho de que aquí estemos un grupo de españoles en otro país me hace imaginarme esto como una película en la que un grupo de gente se encuentra aislada en algún remoto lugar con un clima gélido y tempestuoso, un lugar pequeño, tranquilo, en el que parece que no pasa nada pero que si miras de cerca ves que ocurren cosas interesantes, y que es como un microuniverso en el cual se desarrolla la vida. Sería una mezcla entre la reciente Moon, Doctor en Alaska, Twin Peaks (no podía faltar en cualquier mezcla cinematográfica mía, es como decir que no puede faltar la harina para hacer cualquier tipo de bizcocho) y un episodio de 1996 de Más Allá del Límite titulado "El Refugio". Y también tendría algo parecido a otra experiencia que yo viví, mi estancia en aquel pueblecito del estado de Nueva York (que motivó la apertura de otra de las secciones especiales de este blog, American Patógeno).

Que nadie piense que esta visión que tengo de este lugar y estas circunstancias es negativa. Más bien todo lo contrario, me gusta imaginarme ese clima que acabo de describir, que de algún modo parece hacerse realidad cuando pienso en todo esto con perspectiva y miro a la gente a mi alrededor.
Es como estar orbitando alrededor de una luna de Júpiter, llevando a cabo alguna misión, como los tripulantes de 2001.


El sábado abandoné una vivienda de Madrid sin dejar ninguna estela, sin que nada de mi persona quedara en aquella casa y por tanto sin que nada vaya a obligarme a regresar a ella en un futuro. No la siento más mía que la habitación 114 del NH San Sebastián de los Reyes, nada representan para mí las personas que la habitaban ni la habitarán, al igual que yo no represento nada para la recepcionista del NH que me dio la bienvenida, para quien seguramente sólo fui "el chico de la 114".

Creo que esta forma absoluta de despegar de un lugar no ha sido solamente consecuencia del mal ambiente y los problemas que ha habido y que ya todos conocéis, sino que algo hay de nomadismo, de avión, de hotel y aeropuerto, de pasaportes, taxis, “¿de dónde eres?”,” ¿cuánto durará su estancia?” y “hola, yo soy el nuevo”. Algo hay de cambio, de Norte, de frío y viento, de ojos azules, de rareza y familiaridad, de descubrimiento, de la febril y dulce obsesión de ser el que se va y no el que se queda.

Un día la lluvia será nieve, caerá y teñirá de blanco la tierra y el agua, las palabras y las miradas, y será Navidad en los corazones. Alguien cogerá un avión y volará hacia el Oeste sólo para perseguir el atardecer. Un chico y una chica se regalarán el uno al otro una foto del árbol mejor adornado de su ciudad, y donde quiera que vayan iluminarán los lugares y las gentes con la luz que llevan dentro. Y vosotros, allá donde vayáis, no dejéis de iluminar. Brillad, brillad siempre, brillad como estrellas.

6 comentarios:

¿ehn? dijo...

Nosotros te queremos

JugonTrucks dijo...

Como siempre brillante, enhorabuena por este british patógeno, muy bonito. La sensación que me comentas lo he pensado alguna vez. El estar allí, esas costumbres, todo el mundo hablando un idioma distinto, parece como algo extraño. Lo importante es sentirse agusto y seguro que con la que dice alucah pepi nillos, lo estás jejeje. Un abrazo, dentro de nada estamos allí para compartir contigo unas horas de tu pelicula

Rachel dijo...

Brillaremos tan fuerte que si miras al sur nos verás en el horizonte.

Totoro dijo...

Muy bonito que no dejes tras de ti nada importante. Muy bonito que allí en ese país de extraños te encuentres mejor que en tu patria. Y me temo que cuando vayamos a vete nos vamos a quedar como ese coche azul de tu calle... Tu vida tarde o temprano volverá a ser tragi-cómica, es tu destino.

George dijo...

Gracias por vuestros comentarios. Efectivamente cuando vengáis os haréis una idea mejor de cómo es estar viviendo aquí y todo lo que ello implica.

Totoro, lo has entendido al revés!.

Totoro dijo...

Te comprendo,suele pasar más de lo que nosotros mismos creeemos. Entender las cosas al revés es muy común, creeme.