Studio 60

Quizás sea yo, que echo de menos la camaradería y las tonterías que teníamos en la facultad los tres en un principio y los cuatro al final cuando se alió Fran Francés. Pero esta serie me recuerda a todas las cosas buenas que le pasan a uno en la vida, cuando está a gusto con las personas que conforman su vida y se divierte simplemente hablando y compartiendo cosas con ellas.

La relación entre Matt (Mathew Perry) y Danny Bradley Whitford) guarda semejanza a la que mantienen House y Wilson en la ya comentada HOUSE. Es una relación sincera, de compenetración máxima, de entendimiento sin hablar, de comprensión y apoyo. Me recuerda a la relación que por momentos llegamos a tener en las prácticas de la facultad en los descansos entre clase y clase, en el pre y postcine de los fines de semana. Esa relación que parece disminuir hasta desaparecer con el tiempo, pero que vuelve a florecer cuando quedamos de nuevo. Eso sí, diferente a la vivida en los años de facultad.

La serie también tiene sitio para el amor con el sexo opuesto. Además de los dos tipos. Ese amor que te llega la primera vez que la ves pero que tú no eres capaz de darte cuenta y con el tiempo te convences que sin esa personita no puedes vivir. Y ese amor incondicional, de no poder estar con ella y tampoco sin ella. En esto también se parece al nuestras vidas. Aaron Sorkin creador de la serie, sabe jugar muy bien sus cartas y emplea de forma muy inteligente a los personajes de Jordan (Amanda Peet) y Harriet (Sarah Paulson). Llevando de cabeza a Danny y Matt respectivamente. Yo sinceramente me decanto más por la pareja formada por Danny y Jordam, lo más seguro llevado por la adoración que proceso a la gran Amanda Peet, pero también por el tipo de relación que mantienen ambos en la serie.

Y no puedo olvidarme del gran ambiente de trabajo que se respira en Studio 60, la camaradería y la confortable sensación de trabajar en aquello en lo que te gusta y con la gente apropiada, por muy duro que resulte a veces el trabajo.